Leidys García Chico. Profesora de Periodismo - Universidad de La Habana, UH, Cuba.
Los medios de comunicación han instalado modelos de gestión a la medida, que benefician la labor de periodistas y editores web.
El análisis sobre los procesos de creación periodística
para la web en nuestro país atraviesa diversos escenarios. Esta sección
ha abordado, sobre todo, cuestiones relativas al contenido, pues, sin
lugar a dudas, este es un factor determinante en la visibilidad y el
impacto que alcanzan los medios de comunicación.
No
obstante, la mirada sobre las características técnicas que ese proceso
asume es aún insuficiente, si tenemos en cuenta los cambios operados en
muchas redacciones digitales, nacionales, provinciales o de
publicaciones temáticas.
La
preocupación por implantar flujos de trabajo adecuados a las
transformaciones que supone el escenario de la web es palpable cuando se
accede a los sistemas de gestión de contenidos (CMS, por sus siglas en inglés) de medios como Juventud Rebelde —además de Opciones y el Dedeté, que pertenecen a la misma editora—, Cubahora, Trabajadores y además se conoce del trabajo de La Jiribilla y medios provinciales en pos de concebir sistemas propios para organizar su proceso productivo, mediante la simplificación y optimización del proceso de crear, publicar y gestionar los contenidos del sitio.
Diversos
criterios han marcado la consolidación de esta práctica tras la
utilización de aplicaciones importadas y adaptadas luego al contexto
nacional, que no cumplían con los requisitos de las web periodísticas y
complejizaban la labor de periodistas y otros profesionales
desconocedores de las tipicidades del software instalado en sus
computadoras. A esto se le añadió la necesidad de limitar el acceso y el
conocimiento sobre las funcionalidades de cada programa al grupo de
desarrollo específico, para evitar posibles ataques —que han sido reales
en algunos casos— y propiciar entornos de trabajo más favorables y
eficientes, a la medida de las necesidades de cada medio.
PAUSA PARA LA HISTORIA
A
principios de los años noventa, el concepto de sistemas de gestión de
contenidos era desconocido. Algunas de sus funciones se realizaban con
aplicaciones independientes: editores de texto y de imágenes, bases de
datos y programación a medida.
Paulatinamente
las páginas webs estáticas y poco articuladas comenzaban a presentarse
como insuficientes y se requería, cada vez más, la utilización de sitios
dinámicos y capaces de admitir cambios continuos en función de las
necesidades del entorno.
Pero
el reto no era sólo tecnológico, sino que también debía permitir que un
usuario con conocimientos informáticos mínimos fuera capaz de
desarrollar, de una manera rápida y sencilla, las soluciones requeridas.
Los sistemas de gestión de contenidos nacen como respuesta a esta
necesidad, afirma el catedrático Mario Pérez-Montoro, de la Universidad
de Cataluña.
En
el año 1994 Illustra Information Technology utilizaba una base de datos
de objetos como repositorio de los contenidos de una web, con el
objetivo de poder reutilizarlos y ofrecer a los autores un entorno para
la creación basado en patrones. Entre los CMS de código abierto, uno de
los primeros fue Typo 3, que empezó su desarrollo en 1997, en palabras
de su autor, Kasper Skårhøj, “antes de que el término gestión de
contenidos fuera conocido sobradamente”. PHPNuke, la herramienta que
popularizó el uso de estos sistemas para las comunidades de usuarios en
Internet, se empezó a desarrollar a principios de los 2000.
VUELTA AL ESCENARIO CUBANO
La
implementación de modelos de trabajo más o menos flexibles en función de
la estructura y organización de las redacciones digitales ha permitido
estandarizar ciclos de cobertura y optimizar las prácticas informativas,
en la búsqueda de una relación más efectiva con el entorno noticioso
objeto de seguimiento y los usuarios del medio en cuestión.
La
conjunción de roles dentro de un mismo sistema, con asignación de
permisos en función de las tareas a realizar, se ha convertido en otro
de los factores altamente valorado dentro del ciclo productivo que
promueven los CMS, pues se pueden diversificar las obligaciones de cada
sujeto y programar las opciones en función de las particularidades de
los medios, que deben responder a la planificación previamente acordada
por la dirección y los miembros del equipo, como un mecanismo de
convergencia profesional que profundiza la integración de saberes y
rutinas de trabajo.
Por otro lado, las experiencias ya reconocidas de equipos de desarrollo como el de Juventud Rebelde y Cubahora
se han extendido a otros espacios en modos de colaboración y consulta
sobre las herramientas a utilizar, los software más útiles y los
mecanismos de integración tecnológica, que paulatinamente deben ofrecer
mejores resultados en medios provinciales.
Los
escenarios siempre cambiantes de Internet obligan a repensar
constantemente las lógicas productivas y los modos de hacer frente a las
exigencias de usuarios más preparados. En tal sentido, uno de los retos
que aún se mantiene está relacionado con la unificación de todos los
flujos productivos de la organización periodística en una misma
aplicación, donde cada rol esté representado y se eliminen las fracturas
entre los espacios físicos que todavía se desplazan al ambiente
digital.
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