Bandolerismo y Guerras de Independencia:
Emigración
Canaria en la zona norte de Pinar del Río. (1894-1896)
Autor: Lic.Fidel Guillermo
Duarte.
Libre nací, libre soy,
Libre como el mar y el viento,
Libre vuela el pensamiento
Con las alas que le doy.
Si existen esclavos hoy,
Que esclavos no se les deje,
¿Quién lucha?
¿Quién los protege?
¡La hoja de acero afilada,
Si es patriótica y honrada
La mano que la maneje.
Manuel García
Ponce
(Bandolero
insurrecto conocido por el Rey de los campos de Cuba)
Iré a Cuba a apoyar
la insurrección armada, aunque sea preciso iniciar la guerra solo con Manuel
García y el resto de los bandoleros de la Isla.
Máximo Gómez Báez
(Carta a Francisco
Carrillo fechada en Enero de 1895)
Introducción
El siglo XIX en Cuba estuvo marcado por varios fenómenos
y acontecimientos políticos, económicos y sociales, que formaron parte del
proceso de formación de la nacionalidad cubana. Así es la presencia histórica
que en este proceso de formación, no puede dejar de mencionarse: El
bandolerismo.
Este fenómeno cuyas causas no solo se revierten en el
aspecto económico, sino que aborda las aristas psicológicas del individuo, su
forma de pensar,el contexto histórico y familiar que lo rodea, así como las
circunstancias que obligan a un individuo de cualquier raza o grupo social a
elegir como camino el bandolerismo.
Durante el siglo que abordamos, se da este fenómeno como
afirmaría uno de los Capitanes Generales de la Isla en aquellos momentos Emilio Callejas: ”(…)
como un brote que a medida cuales días pasan, se crece como las palmas (…)”1
Los antecedentes históricos de los bandoleros de este
siglo se ven remontados a la conquista de la isla por los españoles. Aquellos a
quienes el afán de aventuras no pudo satisfacer sus expectativas de mejorar su
situación económica desfavorable, decidieron adentrarse no solo en los campos
cubanos (para por la vía del asalto, robo y secuestros para encontrar las
“riquezas deseadas”) sino también en el mar y las costas cubanas.
Por otra parte, se pueden incluir en este fenómeno a los
indios que después de la conquista, arriesgaron sus vidas escapando de las
encomiendas y asaltando en las noches no solo a dueños de encomiendas, sino
también a partidas de soldados, a los cuales les arrebataban las pertenencias
que según se cuenta ”pertenecían antes a los nativos”2.
Estos eran llamados indios bravos.
Con la esclavitud algunos historiadores burgueses sobre
todo españoles, asociaron el fenómeno del cimarronaje con el bandidismo o
bandolerismo, tomando como punto de partida, los aislados casos de venganza
personal que se llevaron a cabo en algunos lugares de la isla, por parte de ex
esclavos “(…) para poner fin a los maltratos que les infligieron sus antiguos
dueños en los ingenios (…)”.3
Los casos de bandolerismo del siglo XIX en Cuba, sobre
todo de la segunda mitad, están vinculados a la lucha contra el poder militar
español y en gran medida a nuestras Guerras de Independencia. Existen casos
conocidos como el de Manuel García (El Rey de los campos de Cuba), José Álvarez
Arteaga (Matagás), Joaquín Agüero y otros dos patriotas pinareños en los cuales
basaremos nuestra investigación sobre los fenómenos históricos del bandolerismo
insurreccional y la emigración canaria dentro de este: Carlos Socarrás Socarrás
y Pedro Delgado Carcache y expondremos
como muchas de sus actividades tuvieron como protagonista a los canarios
asentados en la zona norte de Pinar del Río.
Como parte metodológica del trabajo, abordamos los
conceptos de bandolero y bandolerismo, los cuales asentamos de la siguiente
forma:
-Bandolero: Es aquella persona que se encuentra
por determinados motivos (ya fuesen personales, económicos o jurídicos) fuera
de los aspectos y canales de la ley.
-Bandolerismo: Fenómeno que se asocia sobre todo a
los pobladores de los campos cubanos que en franca rebeldía con las autoridades
coloniales españolas del siglo XIX, huyen y enfrentan repetidamente a las
fuerzas que están sobre su captura.
El problema de nuestra investigación lo realizamos a
través de la siguiente pregunta:
-¿Hubo presencia canaria en las filas de los lideres bandoleros
insurreccionales que se incorporaron a las guerras de independencia en la zona
norte de Pinar del Río en 1895?.
Nuestra hipótesis es:
-La presencia de los canarios en las filas de los
bandoleros del siglo XIX en la zona norte de Pinar del Rio, ayudaron en la
consolidación de este fenómeno histórico y posteriormente a la unión de estas
fuerzas a las filas de los independentistas.
Los métodos teóricos que utilizamos fueron los siguientes:
- Histórico-Lógico: El cual nos ayudó a entender el
fenómeno a la hora de confrontar distintas informaciones y la variedad de
criterios.
- Sistémico estructural: Sirvió para
fundamentar la propuesta metodológica,
estableciendo los nexos entre los elementos que conforman el fenómeno histórico
social y las distintas fases del mismo
Los métodos empíricos utilizados fueron:
-Entrevista a expertos: Estas fueron consultadas con
profesionales de estudiosos de la historia local (pinareña) y sobre todo de las
Guerra de Independencia, para analizar el fenómeno de la emigración y el
bandolerismo en la zona norte de Pinar del Río.
-El análisis documental: Nos sirvió para analizar los
hechos y datos cualitativos y cuantitativos sobre el fenómeno histórico a
tratar en cuestión.
Los objetivos que
nos planteamos fueron:
1-Valorar las causas que dan origen al fenómeno
histórico-social que es el bandolerismo.
2-Caracterizar las figuras históricas de Pedro Delgado
Carcache y Carlos Socarrás Socarrás.
3-Demostrar la presencia canaria en las filas del
bandolerismo insurreccional de este período en la zona norte de Pinar del Río.
Capítulo 1- Valoraciones
histórico-socio-psicológicas del fenómeno del bandolerismo en Cuba durante el
siglo XIX.
Los bandoleros insurrectos de la Cuba de finales del siglo
XIX fueron personajes sociales que no
deben confundirse con todas aquellas personas que en determinado momento
violaron la ley y el orden establecido
jurídica y socialmente, dado que en la contemporaneidad, sobre todo en los
finales del pasado siglo XX y principios de este se les conoce así a los
transgresores de la legalidad. Si sacamos conclusiones a priori sabremos que la
vida de los seres humanos no entiende de clasificaciones fabricadas tras
determinado hecho y mucho menos a raíz de los mismos. De esta manera al tratar
este tema muchas veces la historia e historiadores han sido victimas de lo que
se conoce como conciencia puritana,
(término establecido en el siglo XX por los fundadores de la Escuela de los Annales) que les impidió ver mas
allá de un tiempo lineal delimitado mas
por los libros que por la misma historia.
Las condiciones económicas de la isla en el siglo XIX,
marcada bajo el sistema plantacionista (la existencia de una burguesía conocida
como sacarocracia que vivía en las capitales provinciales con grandes
extensiones de propiedad en las zonas rurales, conjuntamente con la existencia
de la gran y pequeña propiedad rural) provocó, que la vida en las periferias de
las ciudades fuera de supervivencia, logrando de esta manera que se agudizaran
las contradicciones sociales que fomentaron el bandolerismo en los campos de la
mayor de Las Antillas por lo que esta situación conllevo a ver la violencia
rural con otro matiz. De un lado encontramos a los esclavos, vistos como una
mercancía que genera plusvalía, tratados como simples objetos y explotados, que
veían en el escape de las fincas e ingenios la anhelada libertad, y del otro,
al pequeño campesinado, marginado y explotado por el gran plantador y en infinidad
de ocasiones reprimidos por la
Guardia Civil que representaba al régimen colonial español.
Ambas clases, tuvieron su expresión en el cimarronaje y el bandolerismo
respectivamente, aunque las autoridades españolas de la época vieron en el
bandolerismo una fuente de mayor peligro por ser esta de mayor enfrentamiento
con fines anticoloniales.
Estos hombres, que por determinadas razones
socio-psico-históricas estuvieron al margen de la ley, fueron los menos
favorecidos por la historia, sobre todo la llamada a posteriori historia oficial, han sido tratados mal y maltratados por ella. En
muchas ocasiones la vida de estos hombres al ser puestas al desnudo se les ha
visto como marginales o seres malditos, olvidando que una parte de nuestra
identidad nacional proviene de la mal llamada marginalidad.
Visto estos antecedentes, el bandolero es un elemento
que esta al margen de la ley como consecuencia directa de la explotación sobre
el campesinado, y en Cuba esta clase era mayoritariamente de origen hispano,
sobre todo de las Islas Canarias, lo que acrecentaría este fenómeno con un
marcado enfoque anticolonial. Aunque la clasificación bandolero-insurrecto no
surgió mera casualidad sino por el entramado político de la época. El siglo XIX
fue el espacio del inicio de las guerras por la independencia del yugo de la
metrópoli española encabezado por Carlos Manuel de Céspedes en 1868, concluido
este periodo de un intervalo de diez años con la Protesta de Baraguá
encabezado por Antonio Maceo, dando fe de la voluntad del pueblo cubano a
seguir la lucha por la vía de las armas para expulsar definitivamente a España
de la isla, y continuado por la
genialidad y la capacidad política de José Martí en 1895 , que supo unir a
todos los elementos cubanos y de otras nacionalidades para emprender la Guerra Necesaria
y sacudir a Cuba del yugo colonial.
En este contexto se movieron los conocidos
bandoleros-insurrectos, y sobre todo desde 1880 a 1890, etapa esta
reconocida por los historiadores e investigadores del tema como la era de oro
del bandolerismo en Cuba, época también donde se encuentra el debate político,
en torno a la unidad nacional y la independencia, siendo dueños de los campos y
costas cubanas, dando paso a una forma más de investigar la historia: la oralidad.
No por gusto las leyendas y mitos de hombres a los que nos referiremos llegaron
a la cultura popular para quedarse, a pesar de ser vistos con desprecio en las
visiones y versiones oficiales de la historia patria. Por todo lo antes
expuesto, es en la oralidad donde el bandolero va a ganar su espacio en la
historia y respeto para su accionar. Sus razones no van a estar fundamentadas en programas
políticos ni en veladas culturales dominadas por las elites de poder, ellos van
a ser dueños de sus propias verdades y su propia cultura, por lo que serán en
numerosas ocasiones marginados.
El bandolero es un tipo social y sociable que ejerce
el delito en los marcos de la sociedad agraria, dígase campos, a cara y cuerpo
descubierto, sin vejar ni robar a los oprimidos, algo que no empaña su imagen,
por el contrario y generalmente es un aliado potencial del campesino y
viceversa, estableciendo un tipo de relación social semejante al clientelismo[7]
pero de una forma poco mas espiritual, pues mediara en este caso la simpatía ,
muchas veces rozara la familiaridad y en no pocas contara con la unión de los
campesinos a las filas de los líderes bandoleros. En otras palabras, el
bandolero es un campesino marginado por el injusto orden social que existe y en
el cual no es un ser privilegiado, es decir primero es la desigual distribución
de la propiedad, agraria en este caso y después el bandolero.
En las estructuras rurales donde la plantación
(hablamos de la gran propiedad rural muchas veces improductivas y con miles de
hectáreas de terrenos baldíos) margina al campesino, lo va desplazando y
llevando a una situación de desespero continúo creando las condiciones
materiales para presenciar el nacimiento de un bandolero: Campesino pobre tus
padres te nacen, pero bandolero la vida te hace[8].
Por otra parte seguirá siendo tratado por las
autoridades, como delincuente, ya que no solo estará fuera de la ley, sino
enfrentada a esta, lo que para la época será tomado aunque con cierto recelo
por los iniciadores de las luchas independentistas, como un breve toque de
anticolonialismo. Para nosotros, el
bandolero no deja de ser un campesino, rebelado ante la injusticia de la
sociedad colonial, donde se siente hijo de la tierra que lo vio nacer, por lo
tanto es un criollo que de una forma u otra, utilizando los métodos que él
entienda sean los mas correctos para su accionar, luchará contra el opresor
extranjero, por lo tanto será un criminal ante los ojos del estado que en este
caso seria la metrópoli española, pero a los ojos de la comarca o zona rural es
un héroe pues tanto él como estos habitantes son victimas de la injusticia, por
eso su rebeldía es justificada.
Los caseríos campesinos serán el centro de apoyo
logístico, moral y espiritual para el bandolero insurrecto, siempre y cuando la
conducta de este sea ejemplo para este tipo de comunidad, vista como categoría
de ejemplo. Si fuera visto como un infractor de los valores comunitarios o en
ocasiones irresponsable e indolente, dejaría iso facto de contar con el apoyo de los pobladores locales, en
otras palabras, estos virarían sus espaldas pues consideraran al bandolero como
un traidor o como un aliado de los opresores coloniales.
En los finales del siglo XIX, sobre todo en el
occidente de la isla (recordemos que esta zona del país no se incorporó a la
guerra de 1868 y hasta 1886 año en que fue abolida la esclavitud imperaba con
fuerza el sistema plantacionista y el sistema de arrendamiento de tierra a los
campesinos criollos, que para los cubanos significó un símbolo más del yugo colonial)
el bandolero insurrecto será visto como una especie de Robin Hood o de Quijote,
encargado de robar a los ricos para darle a los pobres, un justiciero
implacable encargado de perseguir a los verdaderos delincuentes que expoliaban
a los pobladores de los campos y costas cubanas, representados en las figuras
de los uniformados del ejercito colonial o la Guardia Civil
española.
Antes de
adentrarnos en el aspecto de la emigración canaria dentro de este fenómeno,
debemos analizar la tesis planteada por el historiador Eduardo Torres Cuevas
que formula lo siguiente: las comunidades campesinas interiores se
desarrollaron como entes independientes, situadas a gran distancia no solo de
las capitales provinciales, sino también entre ellas mismas y con un régimen de
intercambio comercial mayoritariamente micro localizado[9].
Es por eso que este factor incidió mucho a la hora que el bandolero insurrecto
cubano comenzó su accionar en la manigua. Otra ventaja que tuvo para llevarle
la delantera a sus perseguidores era el conocimiento del terreno, el cual en
ocasiones era agreste e inhóspito para los de la Guardia Civil,
(adolescentes en términos, sacados de sus aldeas a través del sistema los
quintos, para posteriormente ser trasladados de España a Cuba para librar una guerra
en la cual ellos no tenían los más mínimos intereses) que en no pocas ocasiones
debieron abandonar la persecución de algún que otro famoso bandolero por no
contar con el debido conocimiento de los campos por donde iban y además no
contar con el apoyo de un guía local, pues los campesinos se negaban a auxiliar
a los uniformados aduciendo que tenían miedo a represalias, aunque
verdaderamente en el fondo escondían su simpatía por el perseguido.
No dejara de ser visto el bandolero insurrecto como un
ejemplo para la comarca, localidad o comunidad campesina, por el solo hecho de
ser generoso para con los habitantes sufridos y explotados por el régimen
colonial de la época, al robarle a los ricos para darle a los pobres; es fácil
deducir entonces que para el bandolero insurrecto cubano sus víctimas han de
ser aquellos que en cierta ocasión sean depredadores del campesinado, entre los
que se encuentran: los ricos hacendados, altos oficiales del ejercito español,
personas vinculadas a la política de la metrópoli y otros. Por lo que su
postura es revolucionaria antes de ser independentista, por tanto es una
variable activa para promover cambios, sobre todo de índole social, aunque con
sus acciones no implemente un nuevo status
quo para la sociedad en que vive.
Tendrá el bandolero la característica de ser un hombre
justo ante la comunidad (la cual será su juez y verdugo), si tuviese que matar
no va a ser considerado un vulgar asesino, quedara a los ojos de los habitantes
como un magnánimo vengador o que la falta cometida fue en defensa propia,
consumado y justificado el hecho ante los pobladores, seguirá gozando de la
protección local, con escasas probabilidades de ser traicionado, variante que
en mas de un caso utilizaron las autoridades españolas para intentar atrapar a
mas de un bandolero insurrecto, siendo solo este método efectivo en pocos
casos, puesto que la protección de los campesinos unido al pobre desarrollo de
las comunicaciones en la época le darán la alternativa o la oportunidad de
evolucionar como organismo social.
Capitulo2. Las
figuras de Pedro Delgado y Carlos Socarras junto al bandolerismo y la
emigración canaria en la zona norte de Pinar del Río.
Entre los años 1880-1888, el bandolerismo en los campos y
costas cubanas se acrecientan ya con un marcado enfoque anticolonial, pues los
principales blancos de los asaltos y secuestros iban a ser personas vinculadas
al régimen y con un buen desenvolvimiento económico.
En la zona del Mariel, que pertenecía a Pinar del Río en
aquella época sobresale la personalidad de Pedro Ángel Delgado Carcache[10],
hijo de canario por parte de su padre Pedro de la Caridad Delgado y Navarro, pescador de oficio. Delgado recurre al
bandolerismo por necesidad, al tener problemas con la Guardia Civil y se
ve obligado a evadir a las autoridades coloniales, primero huyendo a la costa,
para después adentrarse en los montes pinareños.
Durante la fecha en que Delgado decide huir a los campos,
en 1893, por esos meses, en Islas Canarias se da un pequeño movimiento
separatista, que fue aplastado rápidamente. Como medida secular el gobierno
colonial de Cuba, decide separar por el licenciamiento forzoso a los elementos
canarios que no brindasen la seguridad de ser fiel a la Metrópoli. Muchos
de los afectados fueron canarios de la zona de Mariel-Cabañas, pertenecientes a
la guardia costera española que operaba por esa zona y lugares aledaños
próximos a Bahía Honda, por lo que muchos de estos al verse imposibilitados de
sobrevivir se unen a la tropa de Delgado que al cabo de meses operando en la
zona, se auto impone los grados de Comandante.
Es justo declarar como muchos de estos licenciados forzosamente del
ejercito español que iban a parar a las partidas de bandoleros, cuando se
adentraban las partidas en las costas y el mar, maniobraban con facilidad a la
hora de escapar de las cañoneras españolas.
Para sobrevivir en un medio alejado de sus posibilidades
(recordemos que es hijo de pescadores) se vio tentado a buscar las vías para
ganarse alimento. Entre sus seguidores estaban quienes le conocían y la mayor
parte de su gente eran pescadores y conocedores del mar, en su mayoría canarios
que vieron en la unión a las filas del Ejercito Libertador, un buen motivo para
sacudirse del yugo español ya sea por venganza o por verdaderos ideales libertarios
y de amor por la tierra donde echaron raíces.
Delgado después de destacarse en las filas del Ejercito
Libertador, apoyó el desembarco de varias expediciones, y en carta al Mayor
General Mario García Menocal y Deops[11]
le expresaba” (…) si es tiempo de apoyar esa expedición,
puede contar con mi ayuda, sabe usted mi general y amigo, que entre mi gente de
confianza, llevo isleños de cepa y alma, que conocen las costas de nuestra
sufrida tierra y aún lloran por volver a probar el sabor del mar (…)”.[12]Se
tiene conocimiento por información encontrada en el Archivo Nacional y a través
de muestras estadísticas, se llegó a la conclusión, que entre el 85% y 90% de
su tropa inicial en el año 1895,los que luego conformarían la 2da Brigada del
6to Cuerpo del Ejército Libertador, eran canarios.
Delgado con la llegada de la República se retiró a una finca en las afueras de la Habana (Managua), quienes
lo secundaron como trabajadores de su finca fueron canarios y como muestra de
esto está otra de las cartas que envió, a Mario García Menocal, investido este
ya con la jefatura de la Guardia Rural
en los primeros años de la República”(…) No es necesario que me regalen
títulos o empleos que no aceptaré de modo alguno…con mis amigos isleños que me
han sido fiel a toda prueba, basta para terminar el resto de mis días en este
mundo lleno de bajas pasiones (….)”. Otros isleños destacados en la 2da Brigada
del 6to Cuerpo del Ejército Libertador que comandaba Delgado desde antes de la
muerte de este, acaecida en la mañana del 27 de noviembre de 1912, volvieron a la vida del mar sobre todo
ubicándose en la zona del Mariel para conformar una de las mayores comunidades
de canarios en las primeras décadas del siglo XX.
Por su parte Carlos Socarrás[13],
oriundo de Bahía Honda, huye al monte debido a problemas con el Ejército
Español, por no estar de acuerdo con los
precios de los impuestos y desafiar a las autoridades civiles del régimen
colonial.
Su madre, Dominga Socarrás natural de Islas Canarias,
contrae matrimonio con un primo suyo nacido en Cuba descendiente de canarios
nombrado Carlos Andrés de la Caridad
Socarrás y Benítez, dando a luz al primogénito de cinco
hermanos. Este se codeó en inicios de canarios que trabajaban en las tierras
del padre de este, hasta que logró aunar fuerzas entre isleños y los exesclavos
que laboraban como peones y decidieron unirse a la tropa del otrora bandolero
devenido en Teniente Coronel del Ejército Libertador. Justo es declarar, que
después del aciago día de Febrero de 1898, en que acaeció la muerte de este
caudillo en las inmediaciones del valle de Cacarajícara, los que salvaron el
cuerpo de Socarrás de las manos de los guerrilleros cubanos y soldados
españoles, fueron mambíses comandados por el capitán isleño Manuel Benítez
Salazar (El Curro Benítez).
Este fenómeno de la emigración canaria en determinados
momentos causó grata impresión en los mambíses que llegaron a la zona de Pinar
del Río durante la Invasión
liderada por el Titán de Bronce Antonio Maceo. En su diario, el Teniente
Coronel santiaguero (devenido pinareño después de contraer nupcias con
Margarita García de Ponjuan) Abelardo Roselló, escribe en su diario de campaña
“(….) Se deleitan las noches frías en el campamento con los guateques que
plantan los isleños después de cada combate….al parecer disfrutan del jolgorio
como si la lucha fuera parte de ellos mismos (…)”.
Conclusiones
La figura del bandolero es la respuesta al malestar
social de cierta y determinada comunidad campesina, que al tomar partido en
favor del bandolero esta oponiéndose al sistema imperante, en este caso la
metrópoli española y a las injusticias provenientes de este sistema,
parafraseando al prestigioso historiador Eric Hobsbawm, el bandolero no
persigue en si mismo con su accionar la búsqueda de la libertad, pero
continuamente esta en busca de la justicia, y aunque no represente a ningún
tipo de movimiento social, ya es en si un precursor de acciones que llevan
implícitas cambios, es decir, lleva consigo tras su asalto a una hacienda de
algún terrateniente español o criollo, un
contenido netamente revolucionario.
El fenómeno del bandolerismo insurreccional y la
emigración canaria con el fin de la guerra y la retirada de España de Cuba,
llegarían a culminar uno de sus capítulos, ya que a partir de 1902 empezarían
muchos de los sobrevivientes,”(…) paginas nuevas de sus vidas y en algunos
casos el retorno rebelde y jubiloso a los campos y costas de Cuba, para seguir
el destino conque la
Providencia los había marcado (…)”.[14]
Bibliografía
1. Archivo
Nacional. Fondo de la
Revolución del 95
2. Archivo Parroquial
de Mariel.
3. Archivo Provincial
de Pinar del Río.
4. Balboa, Imilsis.
El bandolerismo en Cuba después de la conquista. Instituto de Historia de Cuba.
La Habana,
1999.
5 Beades Castells,
Antonio. Algunas reflexiones en torno al
bandolerismo en Cuba. La
Habana, 1993
6. Cartas entre
Francisco Carrillo y Máximo Gómez
7. Diccionario
Enciclopédico Militar
8. Gómez,
Máximo. Diario de Campaña
9.
Hernández González, Manuel. Reflexiones
sobre la identidad canaria en América. Barcelona, 1989
10. Herrera (Mangoché), José Isabel. Impresiones de la
guerra. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2005.
11. Loveira,
Carlos. Generales y Doctores. La Habana, 2000
12. Miró
Argenter, José. Crónicas de la Guerra, La Habana, 1983
13. Paz Fernández, Manuel de y otros. El bandolerismo en Cuba desde la colonia
hasta 1933. Madrid, 2003
14. Roselló,
Abelardo. Diario de campaña facilitado por sus descendientes
15. Santovenia,
Emeterio. Biografía, ensayos y otros. La Habana, 1957.
16. Torres-Cuevas, Eduardo. Historia del pensamiento
cubano. La Habana,
2007.
1 Carta del
Gobernador General Emilio Callejas al Marques de Santander donde hace alusión
al fenómeno del bandolerismo.
2 En este
caso se encuentran las prendas de oro usada por encomenderos y soldados
españoles.Se debe recordar los trabajos forzados a que fueron sometidos los
indios cubanos en los ríos para buscar oro en los ríos de la isla.
[7] Francisco Pérez Guzmán.
Radiografía del Ejército Libertador. Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2004, pp13-14.
[8] José Fernández. Matagás: El bandido y la gesta.
Editorial ciencias Sociales, la
Habana,2003,pp. 20-21.
[9]Eduardo Torres Cuevas.
Historia del pensamiento cubano tomo I. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,2007, pp. 147-148.
[10] Partida de nacimiento de
Pedro Delgado facilitada por el obispo en curso para el estudio de la vida de
Pedro Delgado encontrada en el Archivo de la Iglesia católica del Mariel.
[11]Ocupo la jefatura del %to
Cuerpo del Ejército Libertador en Occidente. Durante la República Neocolonial
fue jefe de la Guardia
Rural y después Presidente.
[12] Archivo
Nacional.Correspondencia entre el entonces Coronel Pedro Delgado y el General
Mario García Menocal y Deops.Legajo 1277 de los Fondos de la Revolución del 95
[13] Correspondencia entre el
entonces Coronel Pedro Delgado y el Mayor General Mario García Menocal. Legajo
1277. Fondos de la
Revolución de 1895.
[14] Hernández González, Manuel. Reflexiones sobre la identidad canaria en América. Ediciones
Almaguer, Barcelona, 1989, pp.145-146.
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