Con afán trazó su futuro. Esbozó la historia de su
vida sobre el inconfundible tapiz de un Atlas. Retó como capricho del destino a
su suerte y sin vacilar apostó por la quimera; así de simple es el poder que tienen los sueños.
Ernesto Villate García, cursa el tercer año de la
carrera de Meteorología el Instituto Nacional de Tecnologías y Ciencias
Aplicadas y mucho tuvo que transitar para llegar ahí. El silencio vocacional retó
sus propósitos y casi mutila sus ilusiones.
¿Cómo
llega Ernesto a la Meteorología?
“A pesar del desconocimiento que tenía sobre la
existencia de la meteorología como ciencia
y su forma de estudio en Cuba siempre me gustó mucho todo lo relacionado
con la Geografía y la Astronomía, además de mi gran admiración hacia aquellos
profesionales que se dedicaban al estudio del tiempo”.
¿A
qué atribuyes ese desconocimiento?
“La formación vocacional de forma general, en mi
opinión, no está a la altura de lo requerido, y mi carrera es uno de los puntos
más críticos de este proceso tan necesario pero conscientemente desatendido.
Ahora mismo recuerdo cuando estaba en el preuniversitario, etapa donde más se
necesita de este tipo de información, carreras como la mía nunca tuvieron
espacio de debate en las aulas; ni siquiera conocía de la existencia de mi
universidad.
“Realmente obtuve la información sobre los mecanismos
para acceder a esta a principios de 12
grado, gracias a mi investigación individual”.
¿Cómo
pudiste formar parte, entonces, de la matrícula del Instituto Nacional de
Tecnologías y Ciencias Aplicadas?
“Mis deseos por esta carrera me llevaron a la
investigación empírica y constaté que existía la posibilidad de estudiarla
mediante un software de orientación y qué requisitos debía cumplir un
aspirante.
“Conocido esto me presenté a la prueba de actitud
que consta de dos partes: un examen de conocimientos sobre Matemática, Física y
Química, y por otro lado un test mental
y un sicométrico.
“Después de aprobadas estas pruebas tuve que vencer los
exámenes de ingreso a la enseñanza Superior. Fue difícil pues el proceso de
selección es a nivel nacional, no provincial, y por lo general el país pide entre 30 y 40 estudiantes en
dependencia de sus necesidades y condiciones; con esa matrícula tan reducida mi
posibilidad era menor pero lo conseguí”.
Muchos
vinculan la Meteorología solo con el pronóstico del tiempo ¿Además de esa, qué
otras ramas comprende esta ciencia?
“Conjuntamente con el monitoreo diario de las
condiciones del tiempo y su posterior pronóstico, existen otras ramas como la Aeronáutica
(se dedica al monitoreo atmosférico para los objetos voladores), La Meteorología Marítima (en los mares y
océanos), la Agrometeorología (en los cultivos y los suelos) y la Climatología
(estudio del clima).
Pinar
del Río es una de las provincias más afectadas por los diferentes fenómenos
atmosféricos. ¿Qué significa para ti el estudio de estos temas relacionados
estrechamente con el territorio donde vives?
“El hecho de siempre estar Pinar en jaque ante eventos
de este tipo como los ciclones tropicales, provoca en mí una dedicación e
ímpetu elevados por ser un buen profesional, además de sentir una gran
responsabilidad con mi pueblo, que dicho sea de paso, es un brillante ejemplo a
la hora de enfrentar, minimizar y recuperarse de los significativos daños
asociados al paso de ciclones tropicales”.
¿Consideras
cumplidos tus sueños del inicio cuando volcaste en la meteorología tu futuro?
“En mi
carrera en particular la base material de estudio es bien escasa, así como el vínculo
con otras entidades investigativas dentro y fuera del país, tan necesarios para
una ciencia integradora como la que curso.
“Pero la alta calidad y profesionalismo del claustro
de profesores y la gran voluntad de los integrantes del mundo meteorológico por
elevar esta ciencia han provocado una gran satisfacción en todos aquellos que
nos adentramos en esta carrera.
“Hoy puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño, que
ni los obstáculos, ni las barrares infraestructurales han hecho mella en
nuestros caminos y por el contrario han significado un reto, un desafío y un
compromiso para ser mejores universitarios comprometidos con nuestro tiempo”.
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