Autora: Susana Rodríguez Ortega
Carrera: Periodismo
Pinar del Río
Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca
Género: Entrevista
NERSYS FELIPE
“Todo lo que tengo
son libros”
Coqueta,
elegante y bonita se mantiene a pesar de la silueta semirredonda y pequeña que
le ha dejado los años. Cuando conversa parece como si su voz nos llegara por la
radio. Es un misterio como envuelve en su atmósfera familiar, a todo el que la
escucha hablar de las cosas buenas de la vida.
El problema de la felicidad, es que la tenemos muy poco, por eso es
tan valiosa. Lo que uno tiene siempre siempre, o muy a menudo muy a menudo, sin
darte cuenta le restas valor. Pero eso que te falta mucho, y un día lo tienes,
y dura un poco, pero se va, es más valorado. La felicidad es una de esas cosas.
El amor es más duradero, y más duradero que el amor es la amistad.
En una ocasión, escuché su poema “A Pelusín y a
su mamá Dora de una mujer muy triste”.
Sí, he sido triste varias veces, cuando murió mi primer esposo
Filiberto y al enfermar mi hijo de esclerosis múltiple. Entonces fui muy
desdichada y escribí ese poema para Pelusín. Pero ahora soy feliz, mis nietos Marcos y Cecilia
me llenan de paz, y mi esposo Jesús,
también.
“і Eso es literatura!”
Muchos
niños cubanos, han crecido junto a Maíza y Román Elé , nutriendo sus años con
la ternura que Nersys imprime a toda su obra.
¿Cómo
se hizo escritora?
Empecé a escribir por una necesidad de mi trabajo en la emisora Radio Guamá, adaptando a
cuentos, diversas temáticas. El mismo libreto me estimulaba. Pero ese espíritu
lo tengo desde niña, siempre fui la mejor que redactaba en al aula. Cuando la
graduación en la Escuela Normal de Maestros, eligieron mi discurso.
¿Es la concepción literaria, el resultado de
un proceso intelectual o solo fruto de
la inspiración individual?
La creación en sí es un enigma,
en ella convergen las dos cosas. La
buena literatura es producto de la constancia, aunque tiene también sus trucos, sus maneras de
lograr, sobre todo en la revisión final. Yo escribo diariamente, pero siempre
hay una fuerza que me empuja. Arreglar, volver, romper, recomenzar, і eso es literatura !
¿Prefiere escribir en verso, o en prosa?
La poesía es el punto máximo de todo.
Lo que dice el poeta en un poema, jamás lo dirá un gran narrador en el
mejor de sus cuentos. El buen poeta es el que dice con pocas palabras mucho. A
mí, se me da mejor la narrativa. Mi prosa es musical, tiene mucho de
poesía, la poesía salta, se va. A mí me
gustaría ser una gran poeta más que una gran narradora.
Usted ha
declarado en muchas ocasiones que “Cuentos de Guane” es su libro, más completo;
pero “Román Elé”, ha dejado también su huella en la
sensibilidad de los lectores.
“Cuentos de Guane” es el libro de mi corazón, de mi familia, de mi
vida, pero “Román Elé”, es más libro, es una novela con mucha poesía.
La muerte de Calazán es un pasaje muy fuerte…
Ese capitulito es increíble. Las cosas chiquitas, cuando son buenas
impactan. Él caza los cocuyos porque se le murió el abuelo y de esa forma se
entretiene, і ah pero que cosa más bella, no podré volver a
escribir algo así en mi vida!
Lewis
Carol, autor de “Alicia en el País de la Maravillas” dijo que todo buen libro
para niños debe tener diálogos e ilustraciones.
і A mi nieta
Cecilia le encantan los diálogos !. Un diálogo para niños debe ser muy sencillo
aunque sea largo, debe estar al servicio de lo que está antes para enriquecerlo
y lo que está después para prepararlo. Las ilustraciones también complementan
los libros, porque llaman la atención de los pequeños y ayudan a la
comprensión. El escritor tiene que preocuparse por los dibujos, pero no puede
arremeter contra el ilustrador, porque este es un artista, y es necesario
respetar la fantasía de los demás.
¿Ha
escrito alguna vez para adultos?
Una
vez me hice esa pregunta: ¿Nersys, por qué no escribes para adultos?, entonces
creé un personaje, una monja que era medio erótica. Ella tenía una fuente y
disfrutaba observando el amor carnal entre los peces, el roce del agua con sus
manos, y todo el movimiento multicolor. Ese cuento me quedó tan horrible y sin
sentido que no lo guardé, entonces lo adapté a una versión para niños.
No escribo para adultos, por un problema de limitación cultural. Más
bien lo que yo tengo es un título de nivel medio. Generalmente los grandes
escritores cubanos tuvieron estudios y recursos. En ese sentido yo estuve
limitada. No sé si fue eso, o que los
niños me cautivaron. En fin, las dos cosas. Nada en la vida sucede por un solo
motivo, confluyen varios asuntos que se entrelazan.
Las
pequeñas perfecciones de una profesión cualquiera llevan aparejadas múltiples
ingratitudes, ¿cuántas ha traído la literatura a su vida?
Más que escribir me gustaría pintar, o
componer música. Y es que el libro es una cosa muy tuya, que tienes que darle otra gente como si fuera
un hijo. Todo lo que tengo son libros; por eso me angustio un poco cuando los
entrego a las editoriales.
Sufro mucho con las erratas, me molestan. De
lo malo que hagas, eres la única responsable, entonces eres ingrata con la
literatura y ella es ingrata contigo.
Pienso que los editores deben saber más que
el escritor, o por lo menos igual. No soporto a un editor que no se de cuenta
de los defectos de un libro. Yo no creo que no sepan, sí saben, el problema es
que editan muchos libros al mismo tiempo y entonces el tuyo se les va de las
manos. La relación escritor-libro-editor puede traer ingratitudes. Ingratitudes
no, insatisfacciones, no son para mí ingratitudes porque la profesión de por sí
es muy grata. Yo escribo porque me gusta, porque me da alegría, satisfacciones
íntimas con lo que hago. Son otras cosas más sencillas que las ingratitudes.
“¡Por más
cosmonautas que haya!”
El
hábito de lectura es casi una utopía en nuestra sociedad. La pérdida de valores
se generaliza en consecuencia. ¿Cuál es la solución?
Es una realidad que los niños cada vez leen
menos, ese es otro misterio. Puede haber planes de lectura en los parques,
puede haber un intensivo de lean y lean en las escuelas, pueden los padres
alzar el vuelo y decir: “Tengo que ayudar a mi hijo para que le guste leer”,
pero la mayoría de los padres no lo alza. Aunque eso ocurra; aunque la
sociedad, la escuela, las instituciones y el hogar se preocupen, esa situación
se les va de las manos. El amor por la lectura,
más que de la influencia, depende del interés innato del niño. Sustituir
la lectura sana por un videojuego es fatal en la infancia. En estos tiempos hay
muy pocos valores espirituales y me preocupo mucho, pero la solución no está en
mis manos ni en las tuyas.
La vida no puede medirse por una sentencia o una opinión. Uno no es
nada en el mundo. Somos cada vez menos. Cuando veo las cosas que pasan: la
pobreza, bosques quemados, glaciares que se derriten, guerras que se desatan.
Cuando veo las injusticias de la vida me digo: ¿Para qué sigo escribiendo Dios
mío, si un día esto explotará como ciquitraque? Pero no me arrepiento, pues
siempre habrá alguien que se conmueva con las cosas del corazón.
Todos
sus escritos presentan características comunes, un nexo que los relaciona
aunque los temas difieran. El tiempo transcurre y sus libros gustan por igual a
generaciones que piensan diferente.
Mi literatura no varía porque
soy una mujer muy atada al pasado, apegada a la familia tradicional que termina
siendo feliz; pero mis libros son del
corazón y los sentimientos, y eso se
mantiene intacto por más cosmonautas que haya,
y más naves cósmicas, y más aparatos, y más desastre y más
evolución. Sigue igual que cuando
vinieron desde las Canarias mis abuelos a probar fortuna.
¿Qué
importancia confiere a los premios?
Los premios ayudan a sentirnos seguros de nosotros mismos. Yo
agradezco lo que tengo y recibo. Nunca he movido un dedo para lograr nada. Cada
libro, premio, o postulación, llegan solos a mi vida. El mayor reconocimiento
es la atención de los niños. Ellos
siempre dicen la verdad, sin dobles intenciones. Por eso siempre hago
caso a lo que señalan mis nietos y así perfecciono mi literatura.
Nersys
es una lectora insaciable, aunque “ya sus ojos comenzaron a protestar”, como
asegura con gracia y en tono pueril. Adora la obra de Arrufat y de Carilda, disfruta mucho la
televisión y aprecia la música como un condimento esencial de su existencia.
La
música ayuda, alivia, sana. Las personas que no admiran el valor de la música,
tienen un bache muy grande en su personalidad, porque te quedas ciego, y no
puedes leer, pero ahí tienes la música. Ella ha sido muy importante en mi vida.
Fui profesora de piano, lectura musical y canto coral en la escuela Manuel
Saumel ¡Y cómo me gustaba! Pienso que todas las cosas que he hecho en la vida;
como maestra de primaria, mi trabajo con los títeres, como integrante del coro
polifónico, mi papeles como actriz, han alimentado mi vida literaria.
Los recuerdos
Cuando
habla de su ciudad, las manos se le confunden en movimientos nerviosos, la voz
se trueca en un hilillo, y comienza a mirar a lo lejos, como buscando en el
tiempo.
Si salgo ahora mismo por Maceo, recorro mi
vida. Un poco más arriba está el Convento de las monjas y la Catedral. Sigo
caminando, llego al parque de la independencia y veo la Escuela de Arte, La
Normal de Maestros y la Colonia Española donde tuve mi primer baile con
Filiberto, donde le di mi primer beso. ¡Así que Pinar del Río tiene su encanto!
En la Habana, en Miami o en Canadá, nunca podré encontrar esas cosas a las que
la gente llama sus raíces.
¿Cómo recuerda el pueblo de sus abuelos?
Imagínate que cierro los ojos y es como si
estuviera en Guane, entonces, puedo sentir el olor de las velas y hasta formar
parte de las procesiones. Escucho perfectamente la música metálica, detrás, el
santo, el incienso del cura, y hasta los enamorados que me perseguían en las
fiestas populares. Ahora que estas imágenes no están más que en mi memoria,
adquieren una dimensión increíble.
¿Enamorados?
Recuerdo muy bien al primero, tendría unos once años cuando lo conocí,
era más o menos de mi edad. Yo recibía clases de piano por Maceo y él vivía en
una casa que limitaba con la Iglesia. Por aquel entonces, en el muro de la
Catedral se enredaba una planta de piscualas. Siempre le pasaba por delante con
mis partituras, y él me regalaba piscualas y platanitos.
Mi karma, es tener y no tener en la vida.
Me parece que tengo y no tengo. Los amores de la infancia se esfuman, pero las
piscualas y los platanitos, todavía los llevo muy dentro.
“La gran
dama”: Así nombró Nersys a un retrato suyo que
me mostró orgullosa, un aura retiene su imagen pensativa, un algo
superior a la vejez.
Ya no me miro a los espejos. Tengo de mí un
recuerdo muy bonito. El tiempo me duele.
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