viernes, 1 de febrero de 2013

NERSYS FELIPE:“Todo lo que tengo son libros”




Autora: Susana Rodríguez Ortega
Carrera: Periodismo
Pinar del Río
Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca
Género: Entrevista
NERSYS FELIPE
                          “Todo lo que tengo son libros”
 Coqueta, elegante y bonita se mantiene a pesar de la silueta semirredonda y pequeña que le ha dejado los años. Cuando conversa parece como si su voz nos llegara por la radio. Es un misterio como envuelve en su atmósfera familiar, a todo el que la escucha hablar de las cosas buenas de la vida. 
    El problema de la felicidad, es que la tenemos muy poco, por eso es tan valiosa. Lo que uno tiene siempre siempre, o muy a menudo muy a menudo, sin darte cuenta le restas valor. Pero eso que te falta mucho, y un día lo tienes, y dura un poco, pero se va, es más valorado. La felicidad es una de esas cosas. El amor es más duradero, y más duradero que el amor es la amistad.

     En una ocasión, escuché su poema “A Pelusín y a su mamá Dora de una mujer muy triste”.
    Sí, he sido triste varias veces, cuando murió mi primer esposo Filiberto y al enfermar mi hijo de esclerosis múltiple. Entonces fui muy desdichada y escribí ese poema para Pelusín. Pero  ahora soy feliz, mis nietos Marcos y Cecilia me llenan de paz, y mi esposo Jesús,  también.
                                       і Eso es literatura!
    Muchos niños cubanos, han crecido junto a Maíza y Román Elé , nutriendo sus años con la ternura que Nersys imprime a toda su obra.   
    ¿Cómo se hizo escritora?
    Empecé a escribir por una necesidad de mi trabajo  en la emisora Radio Guamá, adaptando a cuentos, diversas temáticas. El mismo libreto me estimulaba. Pero ese espíritu lo tengo desde niña, siempre fui la mejor que redactaba en al aula. Cuando la graduación en la Escuela Normal de Maestros, eligieron mi discurso.
    ¿Es la concepción literaria, el resultado de un proceso intelectual o solo  fruto de la inspiración individual?
   La creación en sí es un enigma, en ella  convergen las dos cosas. La buena literatura es producto de la constancia, aunque  tiene también sus trucos, sus maneras de lograr, sobre todo en la revisión final. Yo escribo diariamente, pero siempre hay una fuerza que me empuja. Arreglar, volver, romper, recomenzar, і eso es literatura !
   ¿Prefiere escribir en verso, o en prosa?
   La poesía es el punto máximo de todo.  Lo que dice el poeta en un poema, jamás lo dirá un gran narrador en el mejor de sus cuentos. El buen poeta es el que dice con pocas palabras mucho. A mí, se me da mejor la narrativa. Mi prosa es musical, tiene mucho de poesía,  la poesía salta, se va. A mí me gustaría ser una gran poeta más que una gran narradora.
   Usted ha declarado en muchas ocasiones que “Cuentos de Guane” es su libro, más completo; pero  Román Elé”,  ha dejado también su huella en la sensibilidad de los lectores. 
    “Cuentos de Guane” es el libro de mi corazón, de mi familia, de mi vida, pero “Román Elé”, es más libro, es una novela con mucha poesía.
     La muerte de Calazán es un pasaje muy fuerte…
   Ese capitulito es increíble. Las cosas chiquitas, cuando son buenas impactan. Él caza los cocuyos porque se le murió el abuelo y de esa forma se entretiene, і  ah pero que cosa más bella, no podré volver a escribir algo así en mi vida!
  Lewis Carol, autor de “Alicia en el País de la Maravillas” dijo que todo buen libro para niños debe tener diálogos e ilustraciones.
   і  A mi nieta Cecilia le encantan los diálogos !. Un diálogo para niños debe ser muy sencillo aunque sea largo, debe estar al servicio de lo que está antes para enriquecerlo y lo que está después para prepararlo. Las ilustraciones también complementan los libros, porque llaman la atención de los pequeños y ayudan a la comprensión. El escritor tiene que preocuparse por los dibujos, pero no puede arremeter contra el ilustrador, porque este es un artista, y es necesario respetar la fantasía de los demás.
   ¿Ha escrito alguna vez para adultos?
     Una vez me hice esa pregunta: ¿Nersys, por qué no escribes para adultos?, entonces creé un personaje, una monja que era medio erótica. Ella tenía una fuente y disfrutaba observando el amor carnal entre los peces, el roce del agua con sus manos, y todo el movimiento multicolor. Ese cuento me quedó tan horrible y sin sentido que no lo guardé, entonces lo adapté a una versión para niños.
     No escribo  para adultos,  por un problema de limitación cultural. Más bien lo que yo tengo es un título de nivel medio. Generalmente los grandes escritores cubanos tuvieron estudios y recursos. En ese sentido yo estuve limitada. No sé  si fue eso, o que los niños me cautivaron. En fin, las dos cosas. Nada en la vida sucede por un solo motivo, confluyen varios asuntos que se entrelazan.
    Las pequeñas perfecciones de una profesión cualquiera llevan aparejadas múltiples ingratitudes, ¿cuántas ha traído la literatura a su vida?
    Más que escribir me gustaría pintar, o componer música. Y es que el libro es una cosa muy tuya,  que tienes que darle otra gente como si fuera un hijo. Todo lo que tengo son libros; por eso me angustio un poco cuando los entrego a las editoriales.
   Sufro mucho con las erratas, me molestan. De lo malo que hagas, eres la única responsable, entonces eres ingrata con la literatura y ella es ingrata contigo.
   Pienso que los editores deben saber más que el escritor, o por lo menos igual. No soporto a un editor que no se de cuenta de los defectos de un libro. Yo no creo que no sepan, sí saben, el problema es que editan muchos libros al mismo tiempo y entonces el tuyo se les va de las manos. La relación escritor-libro-editor puede traer ingratitudes. Ingratitudes no, insatisfacciones, no son para mí ingratitudes porque la profesión de por sí es muy grata. Yo escribo porque me gusta, porque me da alegría, satisfacciones íntimas con lo que hago. Son otras cosas más sencillas que las ingratitudes.
                              “¡Por más cosmonautas que haya!”
   El hábito de lectura es casi una utopía en nuestra sociedad. La pérdida de valores se generaliza en consecuencia. ¿Cuál es la solución?
   Es una realidad que los niños cada vez leen menos, ese es otro misterio. Puede haber planes de lectura en los parques, puede haber un intensivo de lean y lean en las escuelas, pueden los padres alzar el vuelo y decir: “Tengo que ayudar a mi hijo para que le guste leer”, pero la mayoría de los padres no lo alza. Aunque eso ocurra; aunque la sociedad, la escuela, las instituciones y el hogar se preocupen, esa situación se les va de las manos. El amor por la lectura,  más que de la influencia, depende del interés innato del niño. Sustituir la lectura sana por un videojuego es fatal en la infancia. En estos tiempos hay muy pocos valores espirituales y me preocupo mucho, pero la solución no está en mis manos ni en las tuyas.
 La vida no puede medirse por una sentencia o una opinión. Uno no es nada en el mundo. Somos cada vez menos. Cuando veo las cosas que pasan: la pobreza, bosques quemados, glaciares que se derriten, guerras que se desatan. Cuando veo las injusticias de la vida me digo: ¿Para qué sigo escribiendo Dios mío, si un día esto explotará como ciquitraque? Pero no me arrepiento, pues siempre habrá alguien que se conmueva con las cosas del corazón.
    Todos sus escritos presentan características comunes, un nexo que los relaciona aunque los temas difieran. El tiempo transcurre y sus libros gustan por igual a generaciones que piensan diferente.
    Mi literatura no varía porque soy una mujer muy atada al pasado, apegada a la familia tradicional que termina siendo feliz; pero  mis libros son del corazón y los sentimientos,  y eso se mantiene intacto por más cosmonautas que haya,  y más naves cósmicas, y más aparatos, y más desastre y más evolución.  Sigue igual que cuando vinieron desde las Canarias mis abuelos a probar fortuna.
  ¿Qué importancia confiere a los premios?
     Los premios ayudan a sentirnos seguros de nosotros mismos. Yo agradezco lo que tengo y recibo. Nunca he movido un dedo para lograr nada. Cada libro, premio, o postulación, llegan solos a mi vida. El mayor reconocimiento es la atención de los niños. Ellos  siempre dicen la verdad, sin dobles intenciones. Por eso siempre hago caso a lo que señalan mis nietos y así perfecciono mi literatura.
     Nersys es una lectora insaciable, aunque “ya sus ojos comenzaron a protestar”, como asegura con gracia y en tono pueril. Adora la obra de  Arrufat y de Carilda, disfruta mucho la televisión y aprecia la música como un condimento esencial de su existencia.
    La música ayuda, alivia, sana. Las personas que no admiran el valor de la música, tienen un bache muy grande en su personalidad, porque te quedas ciego, y no puedes leer, pero ahí tienes la música. Ella ha sido muy importante en mi vida. Fui profesora de piano, lectura musical y canto coral en la escuela Manuel Saumel ¡Y cómo me gustaba! Pienso que todas las cosas que he hecho en la vida; como maestra de primaria, mi trabajo con los títeres, como integrante del coro polifónico, mi papeles como actriz, han alimentado mi vida literaria.
                                                  Los recuerdos
  Cuando habla de su ciudad, las manos se le confunden en movimientos nerviosos, la voz se trueca en un hilillo, y comienza a mirar a lo lejos, como buscando en el tiempo.
   Si salgo ahora mismo por Maceo, recorro mi vida. Un poco más arriba está el Convento de las monjas y la Catedral. Sigo caminando, llego al parque de la independencia y veo la Escuela de Arte, La Normal de Maestros y la Colonia Española donde tuve mi primer baile con Filiberto, donde le di mi primer beso. ¡Así que Pinar del Río tiene su encanto! En la Habana, en Miami o en Canadá, nunca podré encontrar esas cosas a las que la gente llama sus raíces.
¿Cómo recuerda el pueblo de sus abuelos?
     Imagínate que cierro los ojos y es como si estuviera en Guane, entonces, puedo sentir el olor de las velas y hasta formar parte de las procesiones. Escucho perfectamente la música metálica, detrás, el santo, el incienso del cura, y hasta los enamorados que me perseguían en las fiestas populares. Ahora que estas imágenes no están más que en mi memoria, adquieren una dimensión increíble.
     ¿Enamorados?
    Recuerdo muy bien al primero, tendría unos once años cuando lo conocí, era más o menos de mi edad. Yo recibía clases de piano por Maceo y él vivía en una casa que limitaba con la Iglesia. Por aquel entonces, en el muro de la Catedral se enredaba una planta de piscualas. Siempre le pasaba por delante con mis partituras, y él me regalaba piscualas y platanitos.
     Mi karma, es tener y no tener en la vida. Me parece que tengo y no tengo. Los amores de la infancia se esfuman, pero las piscualas y los platanitos, todavía los llevo muy dentro.
   “La gran dama”: Así nombró Nersys a un retrato suyo que  me mostró orgullosa, un aura retiene su imagen pensativa, un algo superior a la vejez.
    Ya no me miro a los espejos. Tengo de mí un recuerdo muy bonito. El tiempo me duele.




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