miércoles, 6 de febrero de 2013

El poder de soñar




Con afán trazó su futuro. Esbozó la historia de su vida sobre el inconfundible tapiz de un Atlas. Retó como capricho del destino a su suerte y sin vacilar apostó por la quimera; así de simple es el  poder que tienen los sueños.

Ernesto Villate García, cursa el tercer año de la carrera de Meteorología el Instituto Nacional de Tecnologías y Ciencias Aplicadas y mucho tuvo que transitar para llegar ahí. El silencio vocacional retó sus propósitos y casi mutila sus ilusiones.
¿Cómo llega Ernesto a la Meteorología?
“A pesar del desconocimiento que tenía sobre la existencia de la meteorología como ciencia  y su forma de estudio en Cuba siempre me gustó mucho todo lo relacionado con la Geografía y la Astronomía, además de mi gran admiración hacia aquellos profesionales que se dedicaban al estudio del tiempo”.
¿A qué atribuyes ese desconocimiento?
“La formación vocacional de forma general, en mi opinión, no está a la altura de lo requerido, y mi carrera es uno de los puntos más críticos de este proceso tan necesario pero conscientemente desatendido. Ahora mismo recuerdo cuando estaba en el preuniversitario, etapa donde más se necesita de este tipo de información, carreras como la mía nunca tuvieron espacio de debate en las aulas; ni siquiera conocía de la existencia de mi universidad.
“Realmente obtuve la información sobre los mecanismos para acceder a esta  a principios de 12 grado, gracias a mi investigación individual”.
¿Cómo pudiste formar parte, entonces, de la matrícula del Instituto Nacional de Tecnologías y Ciencias Aplicadas?
“Mis deseos por esta carrera me llevaron a la investigación empírica y constaté que existía la posibilidad de estudiarla mediante un software de orientación y qué requisitos debía cumplir un aspirante.
“Conocido esto me presenté a la prueba de actitud que consta de dos partes: un examen de conocimientos sobre Matemática, Física y Química, y por otro lado un test mental  y un sicométrico.
“Después de aprobadas estas pruebas tuve que vencer los exámenes de ingreso a la enseñanza Superior. Fue difícil pues el proceso de selección es a nivel nacional, no provincial, y por lo general  el país pide entre 30 y 40 estudiantes en dependencia de sus necesidades y condiciones; con esa matrícula tan reducida mi posibilidad era menor pero lo conseguí”.
Muchos vinculan la Meteorología solo con el pronóstico del tiempo ¿Además de esa, qué otras ramas comprende esta ciencia?
“Conjuntamente con el monitoreo diario de las condiciones del tiempo y su posterior pronóstico, existen otras ramas como la Aeronáutica (se dedica al monitoreo atmosférico para los objetos voladores),  La Meteorología Marítima (en los mares y océanos), la Agrometeorología (en los cultivos y los suelos) y la Climatología (estudio del clima).
Pinar del Río es una de las provincias más afectadas por los diferentes fenómenos atmosféricos. ¿Qué significa para ti el estudio de estos temas relacionados estrechamente con el territorio donde vives?
“El hecho de siempre estar Pinar en jaque ante eventos de este tipo como los ciclones tropicales, provoca en mí una dedicación e ímpetu elevados por ser un buen profesional, además de sentir una gran responsabilidad con mi pueblo, que dicho sea de paso, es un brillante ejemplo a la hora de enfrentar, minimizar y recuperarse de los significativos daños asociados al paso de ciclones tropicales”.
¿Consideras cumplidos tus sueños del inicio cuando volcaste en la meteorología tu futuro?
 “En mi carrera en particular la base material de estudio es bien escasa, así como el vínculo con otras entidades investigativas dentro y fuera del país, tan necesarios para una ciencia integradora como la que curso.
“Pero la alta calidad y profesionalismo del claustro de profesores y la gran voluntad de los integrantes del mundo meteorológico por elevar esta ciencia han provocado una gran satisfacción en todos aquellos que nos adentramos en esta carrera.
“Hoy puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño, que ni los obstáculos, ni las barrares infraestructurales han hecho mella en nuestros caminos y por el contrario han significado un reto, un desafío y un compromiso para ser mejores universitarios comprometidos con nuestro tiempo”.




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