jueves, 20 de diciembre de 2012

Las fantasías, sexualidad y erotismo ¿cómo enriquecerlos?


Nuestro principal órgano de la sexualidad es la mente. Aunque se experimenta al nivel de la piel y los genitales, el resultado de las caricias, del deseo y de la propia actividad en sí, se vive mentalmente.Es así que aunque exista amor, y los juegos y la actividad erótica sean placenteros, cuando se matizan por la rutina y la monotonía suelen provocar la disminución del deseo y de la propia experiencia orgásmica.

Esto puede hacer pensar a la pareja que el amor se ha perdido, de ahí la necesidad de incentivar la pasión y la creatividad, y una de las vías para lograrlo es mediante las fantasías sexuales.
Producto de la imaginación, y como algo natural en las personas, las fantasías sexuales están presentes desde la infancia; y en la adolescencia sirven de ensayo o experiencia de acciones que todavía no han ocurrido y, generalmente, se asocian a la masturbación, alternativa natural y sana en cualquier edad, en tanto no se convierta en la única vía para llegar al placer o limite al sujeto a tener relaciones de pareja u otras de intercambio social.
Las fantasías eróticas pueden servir a las personas para aumentar su nivel de excitación al posibilitar recrear en la imaginación situaciones sexuales a las cuales no tiene acceso o no se atreve. Esto es positivo siempre que no sustituyan a la realidad.
El problema surge, dentro del marco de la pareja, cuando se viven unilateralmente. Por ejemplo, si un miembro imagina cosas o situaciones que no comparte por pudor, miedo, falta de confianza o temor de dañar a la otra persona. Ese tipo de fantasías unilaterales pueden ser útiles individualmente, pero no enriquecen e, incluso, influyen en aumentar más la distancia entre ambos.
Ocurre totalmente diferente cuando las fantasías son compartidas y vividas con agrado por ambos, esto provoca el aumento de la excitación y placer. Para lograrlo, primero se debe aceptar la naturalidad del fenómeno que no debe quebrantar el amor ni la lealtad, sino que los enriquece en tanto no provoquen daño físico ni psicológico.
Algunos estudiosos del tema refieren que los hombres son más fantasiosos que las mujeres, aunque estas últimas también lo hacen. J. Money, experto en sexualidad, plantea que todos desarrollamos el "mapa del amor" o mental, el cual tiene las características del ser amado y también de las actividades sexuales y afectivas que nos resultan más eróticas.
"Ese grabado es como las huellas digitales de la personalidad sexual de cada uno de nosotros, donde las fantasías sexuales son como pistas que permiten concentrarnos en las sensaciones placenteras sin censuras, aumentando la excitación erótica".
A su vez Kinsey, especialista norteamericano, realizó una investigación acerca de muchos tópicos relacionados con la sexualidad mediante 18 mil entrevistas personales realizadas a cinco mil 300 hombres y cinco mil 940 mujeres estadounidenses, en su mayoría jóvenes, y con algún tipo de educación universitaria.
En relación con las fantasías, obtuvo que el 89 por ciento de los hombres entrevistados informaron haber usado fantasías sexuales cuando se masturbaban y en el caso de las mujeres, el comportamiento fue del 64; por otra parte el 84 por ciento de los hombres refirieron sentirse excitados pensando en actividades sexuales con mujeres, y el 69 de las féminas reportó fantasías eróticas con hombres.
Las fantasías sexuales generalmente funcionan con imágenes visuales, y en menor grado, con representaciones auditivas y sensoriales, aunque investigaciones han reportado el predominio en los hombres de las primeras, y en las mujeres de las segundas.
En relación con los diversos tipos, por definición, no tienen límites. Sin embargo, se repite con cierta frecuencia experimentar sensaciones nuevas e insólitas: de poder, sometimiento y dominio, cambio de pareja, sexualidad en grupo -heterosexual u homosexual-, imaginarse observando a otras personas realizando actos sexuales y relaciones románticas.
Es bueno recalcar que la cantidad y riqueza de fantasías positivas y placenteras son indicador de buen estado del deseo y la salud sexual y mental de quienes comparten la vida amorosa.

Escrito por Dra. C. Beatriz Torres Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario